Actualmente la sustentabilidad, la salud humana y los ecosistemas se encuentran en peligro debido a la escasez de agua. Las fuentes de agua se están agotando de tres maneras fundamentales: (a) extracción de los ríos y acuíferos; (b) exportación del “agua virtual” o la cantidad de agua que se utiliza directa o indirectamente en un bien, producto o servicios que consumimos o utilizamos; (c) desviación por tuberías, deforestación e islas de calor; todas estas siendo causas del cambio climático. El calentamiento global está provocando una mayor evaporación de las aguas que se encuentran sobre la superficie y está derritiendo los glaciares (Estado Plurinacional de Bolivia. 2010. p.43).

Aunado a esto, según la actual previsión de crecimiento urbano realizada por las Naciones Unidas, para el año 2030 el mundo enfrentará un déficit de agua del 40%. A medida que la demanda crece (debido a la superpoblación), la presión sobre la Tierra y demás seres vivos se acelera. Estos datos evidencian la necesidad de gestionar con sensatez el consumo actual y futuro de este recurso por parte de la población.

Así mismo, las sequías recurrentes generan consecuencias alarmantes a nivel mundial. A medida que los glaciares se derriten, disminuyen las aguas de escorrentía y el agua dulce disponible.

Siendo el agua vital para el planeta, es necesario que las comunidades locales, nacionales y globales se unan, para mejorar exponencialmente la manera de gestionar este recurso. Si estas medidas no se generan, aumentará la población hambrienta y habrá un ambiente cada vez más degradado. A medida que el clima cambia, debería cambiar también la relación que se tiene con el agua.

Existen alternativas para contener esta problemática del agua y una de ellas es la captación de agua de lluvia por medio de un recolector.

A nivel económico, esta medida representa un auto suministro gratuito y se reducen costos al utilizarla. Por ejemplo, cada hogar costarricense gasta un promedio de 15 000 litros de agua potable al mes. Si se implementan recolectores de agua pluvial en los hogares, este gasto se disminuiría en un 50%.

A nivel medioambiental, esta medida contribuye a la disminución de la erosión del suelo puesto que el agua pluvial recarga los mantos acuíferos. A su vez, esto contribuye a conservar las reservas de agua dulce como los lagos, ríos y humedales. Al utilizar el agua de lluvia en los hogares, se disminuye la sobreexplotación de fuentes de agua dulce, favoreciendo así la sostenibilidad del ecosistema.
A nivel social, promueve una sensibilización y concientización con respecto al consumo del agua. Además, si la red de drenaje público recibe una menor cantidad de agua de lluvia de las cubiertas o techos de diferentes edificaciones, se reduce el riesgo de inundaciones. 

Esta medida, es una acción concreta la cual genera un gran aporte en la gestión del agua a una escala doméstica. Captando, almacenando, reutilizando y aprovechando eficazmente el agua de lluvia, se generan múltiples beneficios para los hogares, las comunidades y la Tierra. Es sin duda una estrategia poderosa que ayuda a combatir la escasez de agua que se vive actualmente.